El “remojón granaino” es una ensalada típica del Valle de Lecrín (Granada), que data del tiempo de los árabes, en la que se combinan alimentos dulces y salados. Se suele consumir en invierno hasta Semana Santa, porque el plato se elabora con las naranjas del valle; lugar geográfico en el que los cítricos son más tardíos que en la provincia de Sevilla o la Comunidad Valenciana. Existen distintas versiones del “remojón” en Jaén, Málaga, Córdoba y Almería, cuyo ingrediente compartido es el bacalao desmigado (1).
¿Por qué “remojón” y no ensalada? Se utiliza esta palabra porque se mojaba con pan el “caldillo” producido por la mezcla de ingredientes. De esta manera, los comensales se saciaban más, ya que se trataba de un plato ingenioso en tiempos de penuria.
Para elaborar este plato necesitaremos (2 raciones):
– 4 naranjas medianas
– 30 aceitunas negras arrugadas, típicas de Granada
– 2 cebolletas medianas
– Bacalao salado o desalado (140gr)
– 4 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra
– 2 cucharaditas de café de sal
– 2 huevos (opcional)
– 2 limones pequeños (opcional)
– 2 cucharadas soperas de vinagre
Elaboración:
Lavamos y pelamos las naranjas. Las troceamos en rodajas y las colocamos como base en un plato. Hacemos el mismo proceso con los limones si decidimos introducirlos en la receta.
Asamos un poco el bacalao si queremos en una sartén, luego lo desmigamos y lo extendemos sobre los cítricos. El realizar este proceso, reportará al plato un toque distinto de sabor. Si el bacalao está muy salado, lo podemos desalar previamente.
Seguidamente, colocamos la cebolleta lavada y cortada bien en plumas o en cuadraditos, las aceitunas negras, y opcionalmente, el huevo cocido cortado en 4 trozos; de modo que quede estéticamente bonito el plato.
Añadimos el aliño de aceite, sal y vinagre.
Y ¡Listo!…Sumérjanse en un deleite gastronómico de contrastes dulces, salados y ácidos.
Receta cedida por Dolores García García y Jonatan Arias García
Comentario dietético-nutricional: como plato único de Harvard, no lo podemos considerar completo nutricionalmente, debido a que faltarían las féculas o los cereales, así como los vegetales.
Las naranjas y los limones nos aportan frescor, acidez, y un elevado contenido en vitamina C. Sin embargo, también se aprecia una cantidad semejante de vitamina A (ver el post de LA ACELGA y el de ZANAHORIA NARANJA VS ZANAHORIA MORADA), principalmente en las naranjas, debido a su color. El aporte de potasio es muy elevado, y en menor cantidad el de fósforo y calcio. Casi el 90% son agua, y el macronutriente mayoritario son los carbohidratos de absorción rápida. Ahora bien, como hemos comentado, no son despreciables los micronutrientes que presentan. La cebolleta también nos brinda un contenido vitamínico-mineral interesante, cuyo principal macronutriente son los carbohidratos.
El bacalao y el huevo contienen proteínas de excelente calidad. Si optamos por introducir el huevo en el plato, no es necesario el aporte de bacalao para cubrir las necesidades proteicas, lo mismo ocurre a la inversa.
Los lípidos vienen dados por el aceite de oliva, así como de las aceitunas negras. Ambos ingredientes son elevados en ácidos grasos monoinsaturados.
Atención a la sal, ya que si añadimos bacalao salado, no es necesaria la sal extra de mesa. No obstante, si desalamos el bacalao eliminaremos gran parte de la misma.
Si optamos por mojar pan, ya tenemos el ingrediente compuesto de cereales de lenta absorción, así como fibra insoluble. Mejor que esté elaborado con el grano completo.
Sería interesante acompañar al plato con un poco de lechuga, por ejemplo, o algún otro vegetal, ya que esta receta carece de algún tipo de verdura. No olvidemos beber agua como bebida principal.
En la siguiente TABLA, podemos ver la composición nutricional del plato (2).
Webgrafía:
1.García S. El remojón de Granada [Internet]. En mi pueblo.org. 2019 [citado el 20 de marzo de 2019]. Recuperado a partir de: https://enmipueblo.wordpress.com/2013/12/30/el-remojon-de-granada/
2.Bacalao salado, naranja, cebolleta, aceitunas negras, aceite de oliva [Internet]. Base de Datos Española de Composición de Alimentos BEDCA. Recuperado a partir de: http://www.bedca.net/bdpub/
]]>Las Bajoques farcides, cuyo significado es pimientos rellenos, es un plato típico de la comarca de l’Alcoià (Alcoy, Alicante) y consiste, como bien dice su nombre, en pimientos rojos rellenos de arroz.
En general, la Bajoca, en casi todo el territorio valenciano, se conoce como Pebrera, ya que Bajoca hace referencia a la judía verde que se utiliza en la paella o en el hervido, mientras que la Pebrera es el pimiento. Sin embargo, los alcoyanos/as a las judías las denominan Bajoquetes.
Es un plato que tradicionalmente se consume en verano, ya que las huertas están repletas de pimientos de todo tipo, además de otros productos hortícolas. No obstante, actualmente, los pimientos los encontramos prácticamente durante todo el año, por tanto, esta receta la podemos elaborar cuando nos apetezca. Ahora bien, aconsejamos consumir productos de temporada, ya que de esta forma estarán mejor organolépticamente, además de tener mayor calidad nutricional y el coste económico y ambiental será menor.
A continuación, les mostramos la receta para 4 personas:
Ingredientes:
-4 pimientos rojos medianos o grandes (aptos para rellenar) (250gr cada uno)
-4 tomates grandes o 750 mL tomate rallado
-150gr de champiñones comunes (bisporus) y/o portobello
-250gr de carne picada de cerdo, atún o bacalao, o proteína vegetal (seitán). Nosotras hemos utilizado el seitán.
-325-400gr arroz
-15-30gr de pasas sultanas
-8 cucharadas soperas de aceite (2 por persona) (80gr)
-2 cucharadas pequeñas rasas de sal (10gr)
La cantidad de arroz y tomate variará según el tamaño de los pimientos, bien sean medianos o grandes. En este caso, hemos utilizado pimientos grandes; por tanto, la cantidad de arroz suele ser dos puñados, unos 100gr aproximadamente por persona, o un poco menos, ya que no solo el relleno contiene arroz. Elegimos esta medida de arroz por ser la cantidad que se suele consumir por persona como medida estándar; además, cuanto más tomate mejor, ya que con el jugo de éste también se cocerá el arroz.
Elaboración/Preparación:
-Lavamos los pimientos. Les extraemos los pedúnculos para utilizarlos como “tapa” posteriormente, y eliminamos las semillas interiores. Los colocamos en una bandeja apta para horno y los reservamos para rellenarlos junto con sus “tapas”.
-Cuarteamos los champiñones, troceamos el seitán y rallamos el tomate. En una sartén grande, se añaden 4 cucharadas soperas de aceite y salteamos los champiñones, el seitán, y los reservamos en un plato.
-En la misma sartén ponemos el resto de aceite (4 cucharadas soperas), añadimos el tomate rallado y removemos. Seguidamente incorporamos el arroz, los champiñones, el seitán, las pasas y la sal. Mezclamos bien todos los ingredientes.
-Precalentamos el horno a 180ºC (10-15 minutos). El tiempo en que rellenamos los pimientos es suficiente para que se caliente el horno.
-Rellenamos los pimientos de forma que los podamos tapar con los pedúnculos anteriormente reservados. Los volvemos a colocar en la bandeja para horno, y los horneamos durante 60 minutos a 200ºC. El tiempo de horneado dependerá del horno, pero a partir de 60 minutos iremos revisándolos hasta que la piel de los pimientos esté dorada pero no quemada. Si vemos que los pimientos empiezan a dorarse y el arroz no está cocido aun, podemos cubrir la bandeja con papel de aluminio.
Y…¡Listo!
Receta cedida por Margarita Ridaura Gisbert y Maite Ridaura Gisbert.
Comentario dietético-nutricional: según el plato único de Harvard, podemos considerar esta receta completa nutricionalmente, respetando las cantidades de arroz, así como de aceite de oliva.
El aceite de oliva es el ingrediente más calórico del plato, aportándonos ácidos grasos saludables como los omega-3.
Respecto al arroz, sería interesante que fuese integral, ya que el aporte de ácido grasos monoinsaturados, vitamina B1, magnesio, selenio y ácido fólico es mayor que en el blanco (ver el post de la II PARTE DEL ARROZ). En este caso, el arroz que hemos utilizado ha sido el blanco, por tanto, los carbohidratos están incrementados.
El seitán es un alimento elaborado a base de gluten de trigo, de modo que nos aporta la proteína al plato. En el caso de que hubiésemos utilizado la carne de cerdo, también nos aportaría lípidos.
Las hortalizas, aquí utilizadas, nos proporcionan principalmente agua y carbohidratos de absorción rápida. Sin embargo, los champiñones también son ricos en folato, potasio y fósforo, mientras que los pimientos y los tomates, por la pigmentación roja que presentan, nos ofrecen un elevado contenido en licopeno.
El plato lo complementaríamos con un vaso de agua y una ración de fruta de temporada.
En la TABLA siguiente podemos ver la composición nutricional del plato (1).
Webgrafía:
1. Seitán, tomate, arroz hervido, champiñón, aceite de oliva virgen extra, pimiento, uva pasa [Internet]. Base de Datos Española de Composición de Alimentos BEDCA. Recuperado a partir de: http://www.bedca.net/bdpub/
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Las COLLEJAS, como hemos comentado en el post sobre las mismas, se recolectaban durante una época determinada, la primavera, entre abril y mayo; e incluso se empezaban a coger en marzo, dependiendo del clima y la zona geográfica. Eran las sustitutas de las espinacas y acelgas en los potajes de Semana Santa. Uno de sus usos culinarios es el “esparragao”, plato típico andaluz, que en su sentido prístino, alude al método para cocinar los espárragos silvestres. Sin embargo, este mismo procedimiento también se utiliza con otros vegetales, como la calabaza, las tagarninas, las acelgas y, también, las collejas. Platos humildes donde los haya, pero no exentos de nutrientes.
Para elaborar este plato necesitaremos (para 2 personas):
-100gr de pan
-600-800gr de collejas
-1 o 2 huevos (opcional)
-6 o 7 semillas de cominos
-1 cucharadita de café colmada de sal
-4 cucharadas de aceite de oliva
-1 pimiento choricero
-2 ajos
-Almendras (30gr)
-1 cucharada de vinagre
-Agua
-1 hoja de laurel (opcional)
Elaboración:
Limpiamos las collejas, las escaldamos y las escurrimos. Utilizamos las partes tiernas de las mismas. Si la planta es joven, el tallo también lo consumimos.
En una sartén, sofreímos el pimiento (sin quemarlo) y lo reservamos. Practicamos la misma acción con las almendras, en el mismo recipiente, así como con los ajos. Sofreímos el pan (si queremos) y lo apartamos; de lo contrario, lo utilizamos directamente en el majado.
Si no hemos frito el pan, lo remojamos con el vinagre. Molemos el pimiento, las almendras, el pan, los cominos y el ajo.
En la misma sartén en la que hemos frito los anteriores ingredientes, vertemos las collejas, el majado, la hoja de laurel (opcional) y la sal. Removemos durante unos 5-10 minutos, añadiendo el agua necesaria para que se nos quede como una “pasta”, no caldoso. Quitamos la hoja de laurel si la hemos introducido.
Vertemos la masa en una fuente. Opcionalmente, los huevos los hervimos. Los cortamos en trozos o en mitades, decoramos el plato y…¡listo!
Receta cedida por Ramona Roda González y María Luisa Ibarra Fernández.
Comentario dietético-nutricional: desde el punto de vista del plato único de Harvard, se trataría de un plato completo junto con el huevo. No así, puede resultar muy calórico si añadimos más aceite de oliva del que exponemos en la receta.
Las almendras, el huevo y el aceite son los tres alimentos más calóricos del plato. Las primeras nos aportan principalmente ácidos grasos poliinsaturados, mientras que el aceite de oliva contiene ácido graso monoinsaturado. A pesar de la estigmatización del huevo por su elevado contenido en colesterol, al estar cocido, cabe mencionar que se trata de un alimento muy completo nutricionalmente, rico en proteínas, aminoácidos, lípidos, vitamina A, folato y minerales (1).
El pan nos aporta principalmente carbohidratos de absorción lenta. El pimiento, los ajos y el vinagre carbohidratos de rápida absorción. Estas dos hortalizas también minerales, además de la vitamina C del pimiento.
El pan que se suele emplear en la elaboración de esta receta es el blanco o refinado. Sería una opción correcta si utilizásemos integral, más rico en vitaminas, minerales y fibra que el anterior.
Para que el plato resulte totalmente completo, no debemos olvidar beber agua y consumir una ración de fruta de postre.
En la siguiente TABLA podemos ver los nutrientes procedentes de una ración (2):
Bibliografía:
1.Huevo cocido [Internet]. Base de Datos Española de Composición de Alimentos BEDCA. Recuperado a partir de: http://www.bedca.net/bdpub/
2.Mataix Verdú, J. Tablas de composición de alimentos. 4ª edición. Granada: Instituto de nutrición y tecnología de los alimentos de la Universidad de Granada; 2003.
]]>En España en invierno es frecuente consumir “platos de cuchara”, como cocidos, pucheros o potajes. En este post, expondremos una receta típica de la comarca de la Marina Alta, situada en el norte de la provincia de Alicante, el Puchero con pelota.
¿Cocido o puchero? Según la etimología de la palabra “cocido”, esta procede del latín “coquo”, de “cocere”, del participio pasado de “coctus”; mientras que “puchero” es lo mismo que “gachas”, cuyo origen es el sustantivo latino “puls”. Asimismo, “puls” proviene de “polenca” (harina cocida de cebada y maíz). El recipiente para hacer los “puches” era el puchero. En el puchero de barro se condimentaba el cocido, razón por la cual se le llama puchero al cocido en algunas regiones (1).
Los orígenes del puchero son prehistóricos, época en la que ponían a calentar junto a unas piedras hirviendo, carne, hierbas aromáticas y agua. En el siglo XV, existía un plato sefardí, la “adefina”, que posiblemente fue la ascendencia de todos los cocidos. Este se elaboraba durante el viernes noche y se comía durante el “shabat”; se componía de cordero y garbanzos sumergidos en una olla que se enterraba en el rescoldo del fogón para someterlo a una cocción lenta. En el siglo XIX, se servía en las tabernas de Valencia sopas, pucheros o guisados, que venían acompañados de pan, postre y vino; todo esto pagando unos reales. Sin embargo, hoy en día en España, conocemos distintos tipos de cocidos, como el cocido maragato, el cocido montañés, el cocido andaluz…términos que fueron asignados por la región de procedencia, así como por los ingredientes de los que se disponía, además de la idiosincrasia de las regiones y las costumbres culturales (1).
Para elaborar el puchero con pelota, necesitaremos (4-6 raciones):
-5 o 6 cardos o pencas
-1 nabo
-1 chirivía
-1 zanahoria
-1 colinabo
-½ col lisa pequeña
-1 boniato
-1 patata
-Arroz
-Para la pelota: carne picada de cerdo y pollo (500gr de pollo y 500gr de cerdo), piñones (opcional), col rizada (hojas enteras), 1 huevo, sal, perejil, 1 ajo, pan remojado con leche o un poco del caldo del «puchero», canela, ralladura de limón, pimentón dulce
-Garbanzos (250gr aproximadamente)
-1 hueso de jamón (opcional)
-1 muslo de pollo
-½ pata de cerdo
-1 garreta de cordero
-1 trozo de costilla de ternera
-1 hueso de cerdo
-1 hueso de ternera
-1 trozo de tocino
-Sal
-1 cucharada grande rasa de colorante alimentario o 5 o 6 hebras de azafrán
Elaboración:
El día anterior ponemos a remojo los garbanzos con agua y sal.
Limpiamos los cardos y los troceamos (dejando cardos de unos 20-30cm de largo es suficiente). Los vertemos en un cazo con agua hirviendo y con unas gotas de limón unos minutos para que se elimine el amargor. Retiramos los cardos y los reservamos. Si los cardos son de temporada, estarán más tiernos y menos amargos, por lo que no sería necesario someterlos a una cocción previa.
Ponemos a ebullición agua en una olla grande, de modo que al ir introduciendo todos los ingredientes no rebose hacia fuera (aproximadamente un poco más de la mitad de la olla). Cuando esta rompa a hervir, vertemos los garbanzos que habremos escurrido antes y teníamos en remojo, el colinabo, la chirivía, la zanahoria y las pencas que habíamos reservado anteriormente. Previamente hemos pelado y lavado la verdura.
Posteriormente, introducimos toda la carne excepto el pollo.
Elaboración de la pelota. En un bol introducimos todos los ingredientes “para la pelota” a excepción de la col rizada, y mezclamos bien todo. Elaboramos una masa redondeada parecida a una pelota. Elegiremos unas hojas de col rizada para envolver la pelota. Si la col es grande, con 2 o 3 hojas es suficiente; de lo contrario, utilizaremos tantas hojas como sean necesarias para cubrirla adecuadamente. Lavamos y escaldamos las hojas. Envolvemos la pelota. Otra opción, es preparar tantas pelotas como comensales haya.
A la hora y media de ebullición, introducimos el pollo, la patata, el boniato, la pelota, el colorante al gusto y la sal. Dejamos hervir de 1 a 2 horas.
Si durante la cocción del puchero el fuego está demasiado alto, lo disminuimos a fuego medio.
Pasada 1 hora, vertemos la col lisa. Dejamos hervir al menos 1 hora más.
En otra olla a parte, vertemos caldo del “puchero” suficiente para cocer arroz según los comensales que haya. Dos puñados de arroz por persona son suficientes. Hervimos unos 20 minutos.
Servimos un plato de arroz por persona. Vertemos el cocido en bandejas o recipientes de forma que cada comensal se sirva al gusto.
Receta cedida por Manuela Hernández Arenas.
La costumbre de consumir este plato es comer primero la sopa de arroz y posteriormente, verter en tu plato aquellos ingredientes que quieras del cocido. Sin embargo, otra opción es consumirlo todo en el mismo plato.
Hay personas que les gusta mezclar la patata con el tocino y consumirlo chafado.
En esta comarca existen otros tipos de cocidos y de pelotas. Sin embargo, esto lo dejaremos para posteriores posts.
Es más, los cocidos se solían elaborar para un número elevado de comensales, con lo que se necesitaba una gran olla para cocer todos los ingredientes. Lo que queda, se vuelve a consumir otro día, o bien, se elaboran otros platos.
Comentario dietético-nutricional: atendiendo a la opción del plato único, podemos decir que es totalmente completo esta receta, ya que obtenemos los cereales del arroz, y las féculas de la patata y el boniato principalmente. Los garbanzos nos aportan proteína de origen vegetal, así como carbohidratos de absorción lenta, vitaminas y minerales. Las verduras variadas, son ricas en vitaminas y minerales, así como en distintos compuestos polifenólicos. La carne magra y grasa, es muy elevada en proteínas básicamente; a ser posible, eliminaremos la grasa visible de la misma. Si escogemos la opción de un primer plato y un segundo, también es una elección muy correcta. Ahora bien, respetemos las cantidades así como la variedad de ingredientes, aportando más hortalizas que carne.
No así, para que el plato resulte más saludable, es recomendable evitar introducir la carne con la piel, y si es posible, prescindir del tocino, ya que es un alimento altamente calórico debido a la elevada composición de lípidos en su estructura.
Además, al consumir este cocido con el caldo, las vitaminas hidrosolubles, también las ingerimos.
Bibliografía
Se acercan las navidades…unas fechas alegres, festivas, de grandes comilonas en las que las empresas, así como en muchos hogares españoles se afanan en elaborar nuestros típicos dulces navideños. Algunos de los más conocidos son los mazapanes, mantecados, polvorones, turrón blando y turrón duro, así como el roscón de reyes.
A continuación os ofrecemos la historia, receta e información nutricional de nuestro típico mazapán, así que ¡disfruten!
Mazapán
Atendiendo a la etimología de la palabra mazapán no se sabe con seguridad de donde proviene. Tan sólo existen hipótesis al respecto, como la que atañe a su significado “masa de pan”, según la etimología popular, o bien, la derivación latina Marci panem, “pan de San Marcos” o “pan de Marcos”. Del árabe se le otorga la palabra mautaban, “rey sentado”, en referencia a una moneda bizantina que representaba a Cristo sentado en un trono. Los venecianos copiaron la moneda, además de aplicar esa palabra a una medida de cereales; por tanto, significaba bien la moneda o la cantidad de trigo para comprar con esa moneda. El trigo lo medían vertiéndolo en una pequeña caja…y las cajas las utilizaban para envolver dulces. Así surgió la palabra mazapán porque provenía de Venecia dentro de esas cajitas (1).
Si queremos hacerlos en casa, necesitaremos:
Elaboración:
La harina de almendra se puede comprar o bien hacerla en casa moliendo almendras peladas y crudas. En un bol mezclamos bien el azúcar con la harina de almendras. La clara la vertemos en el bol inicial. Removemos todos los ingredientes, cuando estén bien integrado. Con las manos, hacemos una masa compacta y a continuación bolitas, procurando que sean del mismo tamaño. De cada bolita hacemos formas, bien con nuestras manos o con la ayuda de moldes, intentando que sean de la misma altura. Precalentamos el horno. Sobre una bandeja de horno, colocamos un papel para hornear. Ponemos las formas en la bandeja de forma separada. Pintamos con la yema que hemos reservado las formas. Introducimos la bandeja en el horno unos 2 minutos lo más arriba posible para que se doren… y ¡listo!
Receta cedida por: Maite Ridaura Gisbert
Comentario dietético-nutricional: este dulce, como podemos observar atendiendo a los ingredientes que lo forman, es rico en azúcares simples, los cuales incrementan de forma brusca los niveles de azúcar en sangre (glucemia) absorbiéndose de forma rápida por nuestras células. Así mismo, el azúcar común (sacarosa) consumido en exceso puede provocar enfermedades cardiovasculares, entre otras (2, 3).
Los mazapanes también tienen un contenido alto en grasas procedentes de las almendras. Éstas, podemos decir que son elevadas en ácidos grasos monoinsaturados, dependiendo del tipo de almendra utilizada y de su cosecha (4, 5).
100 gr de este producto (5 mazapanes pequeños), nos aporta 470 kcal, 10 gr de proteínas, 57.4 gr de carbohidratos y 23.9 gr de grasas, principalmente (6).
Sin embargo, observando la Pirámide de los alimentos, este producto se encuentra situado en el vértice de la misma, por tanto, su consumo ha de ser ocasional y opcional…producto que degustaremos y disfrutaremos en navidad, sin abusar (7).
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Mantecados
Los mantecados surgieron por el excedente de cereales y manteca de cerdo en el siglo XVI en Andalucía, unos dicen que su origen es antequerano (Málaga), mientras que otros lo sitúan en Estepa (Sevilla) (1).
Sus ingredientes son:
Para ½ kg de manteca de cerdo:
Elaboración:
En un recipiente derretimos la manteca con los dedos. Cuando esté a punto de pomada añadimos la cucharadita de canela y la ralladura. A continuación, añadimos el azúcar y las almendras. Al final, vertemos la harina. Lo vamos amasando todo bien. Hacemos una torta en una superficie plana. Con la ayuda de un cortapastas hacemos los mantecados, todos de la misma altura y tamaño. Los ponemos en una bandeja de horno encima de una hoja de hornear. Los pintamos con huevo batido. Introducimos la bandeja en el horno durante muy poco tiempo, ya que este lo determina el huevo. Cuando estén doraditos por arriba, ya se pueden sacar.
Receta cedida por: Ramona Roda González y Mª José Moreno Roda.
Comentario dietético-nutricional: los mantecados inicialmente se elaboraban con la manteca de cerdo procedente de animales que pastaban en dehesas ricas en alcornoques (Quercus suber) y encinas (Quercus ilex), cuyo fruto es la bellota, por tanto, los marranos consumían estos productos además de raíces, pequeños insectos, etc. De modo que, la calidad de su grasa no era tan perjudicial para el humano, ya que contenía un elevado porcentaje de ácido graso oleico (2, 3, 4). Sin embargo, no debemos olvidar que dicha grasa también es rica en ácidos grasos saturados, las cuales consumidas en exceso pueden provocar problemas cardiovasculares (5).
Así mismo, estos dulces, también son ricos en azúcares simples procedentes de la harina, más si esta es refinada, así como del azúcar común principalmente. Como hemos dicho anteriormente, la almendra es rica en ácido graso monoinsaturado.
Esta receta puede elaborarse con semillas de sésamo o ajonjolí por encima, las cuales son ricas en ácidos grasos poliinsaturados (6).
Además, 100 gr de este producto (3 mantecados pequeños) nos aporta 9 gr de proteínas, 24 gr de grasa y 52 gr de hidratos de carbono (7).
Dicho esto, su consumo ha de ser opcional y moderado (igual que los mazapanes), al ser un producto situado en el vértice de la Pirámide alimentaria (8).
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