El Sus scrofa domesticus recibe muchos nombres, cerdo, marrano, cochino, gorrino, puerco, gochu, porc, porco, txerri… etc., denominaciones para un animal cuyo comportamiento está ligado a las costumbres que el humano le quiera dar, es decir, si se le trata entre suciedad, vivirá entorno a ésta, pero si ocurre lo contrario, se desarrollará en un ambiente limpio. Es por ello que el calificativo que se le ha dado proviene de sus hábitos como especie animal, la de rebozarse en barro o lodo y comerse sus propios excrementos o despojos humanos. Sin embargo, el embadurnarse es una actividad de su higiene que contribuye a eliminar parásitos y demás agentes infecciosos alojados sobre la piel; además, es uno de los animales más limpios de la granja (1, 2, 3).
Su antecesor es el jabalí (Sus scrofa), sin embargo, su domesticación empezó en Turquía junto con la de otros animales como la oveja o la cabra. En Europa, hace unos 4000 años que se tiene conocimiento de su domesticación, pero en nuestro país difiere esta práctica según la zona geográfica que se trate, además convivían junto a los humanos tanto el animal domesticado como el salvaje (jabalí). Los celtas trataban al marrano como sagrado en zonas de Andalucía oriental, Extremadura, Portugal, Galicia, Castilla y Aragón. Los romanos no solo utilizaban al cerdo para despiezarlo y obtener alimentos de sus partes, sino que, además, se empleaba como medicina. Sin embargo, en España ha habido tanto épocas de escaso como de elevado consumo, ya que durante la conquista árabe apenas se comía, no así con los grandes descubrimientos que ocurrió lo contrario. Por ello, existen regiones españolas en las que la presencia de este animal en el pasado ha sido escasa, y en cambio hoy en día está muy extendido por toda España (1, 2).
El cochino es un mamífero artiodáctilo de la familia Suidae. Es un animal doméstico usado por algunas culturas humanas, sobre todo occidentales para su alimentación (4).
El cerdo doméstico adulto muestra un cuerpo pesado y redondeado, morro significativamente largo y flexible, patas cortas con pezuñas (4 dedos) además de una cola corta. La piel, gruesa pero sensible, está cubierta en parte de ásperas cerdas y es notoria una amplia variedad de colores y dibujos. A pesar de su apariencia son animales inteligentes, ágiles y rápidos (4).
Los animales adaptados para la producción de carne, crecen y maduran rápidamente, tienen un período de preñez corto de unos 114 días, además, pueden parir camadas muy abundantes (entre 10 y 12 cochinillos). Son omnívoros, consumen raíces, vegetales, carne, lombrices, etc. (4).
La terminología utilizada en la crianza de cerdos o porcicultura es la siguiente (5):
-Gorrino: con menos de 4 meses de edad.
-Cochinillo: aún maman.
-Verraco: el cerdo macho que se destina a la reproducción.
-Cochino: cerdos cebados para la matanza.
-Lechón: cerdo macho a cualquier edad y en algunas zonas a los que maman.
-Cocha o gocha: hembra del cerdo.
-Piara: grupo de cerdos.
-Puerco: cochino cebado.
Estos animales, al igual que los perros y gatos, no poseen glándulas sudoríparas, por tanto se mojan o enlodan con frecuencia para mantenerse frescos en temporadas y climas cálidos. Si les da demasiado el sol se les puede irritar la piel (5).
Además, su olfato está muy desarrollado, característica que le otorga la tarea de buscar trufas en el campo, actividad que se desarrolla en algunos países europeos (5). Por ejemplo, en las zonas calizas del Sistema Ibérico (como es el caso de las provincias de Castellón y Teruel).
Es más, no solo se aprovecha su carne, también su piel para cuero y elaborar maletas, calzado o guantes, así como sus cerdas que se usan para hacer cepillos (3).
En cuanto al comportamiento, este animal desarrolla complejas estructuras sociales. A la tercera semana de nacer, empieza a relacionarse, mediante el juego con otros individuos de su comunidad. Es durante esta fase, cuando los cerdos desarrollan vínculos sociales más fuertes con determinados miembros de su comunidad, lazos que perdurarán lo que dure su existencia (5).
Desde el punto de vista ambiental, la producción porcina se ha intensificado desproporcionalmente, ocasionando graves problemas a nivel mundial. Algunos ejemplos son (33):
-Emisiones de gases de efecto invernadero: proceden del tipo de ciclo biológico de los cerdos, aunque es menor que el de los rumiantes. Sin embargo, se debe tener en cuenta.
-Los purines: son los nutrientes que están de forma libre en el medio ambiente. A bajos niveles no son perjudiciales, pero actualmente se han incrementado de forma peligrosa. Estos compuestos envilecen la calidad del agua y suelo. La porcicultura crea un exceso de fósforo, nitrógeno, zinc y cobre (se utiliza para acelerar el crecimiento de los marranos), acumulándose a largo plazo en el suelo.
Estas problemáticas se pueden minimizar mediante un sistema de almacenamiento adecuado, así como la producción de combustibles por biodigestión. Otra opción es la ganadería porcina sostenible, la cual, repercute positivamente en el medio ambiente, principalmente si forma parte de sistemas agro-silvo-pastoriles o sistemas de agricultura ecológica. También es apropiada la combinación de producción de aire libre y la rotación de la agricultura (33).
Por lo que respecta a las patologías, en este país se han de controlar las siguientes: PPA, PPC, enfermedad vesicular porcina, enfermedad de Aujezsky, brucelosis, enfermedad de Teschen, fiebre aftosa o glosopeda, rinitis atrófica, neumonía enzoótica porcina o neumonía enzoótica, disentería hemorrágica, mal rojo o erisipela, influenza o gripe porcina, parvovirosis y síndrome respiratorio reproductivo porcino (23). Las pueden conocer con más detalle en el siguiente enlace:
En el siguiente post hablaremos del cerdo ibérico y de sus características dietético-nutricionales, de modo que ¡No se lo pierdan!